



Paisajes sonoros
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA GUINIGUADA
“Pardelagua de la mar” o “aquello al mismo nivel del mar” son algunas de las
traducciones que se le atribuyen en documentos al topónimo Guiniguada. Este
monumental barranco es una especie de espina dorsal de la isla y lo recorre desde
Tejeda en el centro de la isla, pasa por San Mateo y Santa Brígida, y baja hasta su
desembocadura en pleno casco histórico de la ciudad de Las Palmas.
Quienes hemos podido vivir la experiencia de bajar este barranco por su valle, desde
el centro de la isla hasta el puente de piedra que separa Vegueta de Triana, nos da la
sensación de practicar una especie de peregrinaje medular. Como en esos procesos
de los aparatos del cuerpo humano donde una partícula recorre el tobogán de las
funciones básicas. Por este tobogán, por donde corren las aguas en tiempos de
lluvias, crece la vida a su paso y se perpetúa incluso en su ausencia.
Es ahí cuando podemos hablar de las funciones básicas de una isla que necesita
mantenerse verde y fértil o, por lo menos, aguantar para cuando los periodos de
sequía asfixien. Desde el drago milenario en su continuación por el barranco Alonso
hasta el bello Jardín Canario en su ladera este a la altura de Tarifa baja, son un par
de ejemplos de las maravillas que acoge este barranco en cuanto a vegetación.
En cuestiones históricas, también se usó sus cauces, ya en el último tramo entre el
Lomo Blanco y San Roque, para diferentes cultivos de caña de azúcar y plátano, lo
que además dio pie a la construcción de ingenios azucareros impulsados por agua.
Una vez que se atraviesa el último tramo sinuoso, se van sucediendo en las laderas
construcciones donde se entrelaza la vida barranquera con la vorágine de la gran
ciudad que poco a poco se va haciendo latente, hasta pasar El Batán, El Risco, San
Juan y llegar a Vegueta. Esta vía respiratoria de La ciudad de Las Palmas De Gran
Canaria es un reducto de lo que fue todo hace no tanto, a escasa distancia del
centro de una ciudad que abraza, en ocasiones atrapa y a la vez distancia de lo
esencial.
En tiempos muy anteriores, no solo era una vía de los aborígenes en las batallas de
la conquista para replegarse, sino que se dice que este barranco probablemente
dibujaba la frontera para separar a los dos guanartematos de Telde y Gáldar. A
veces, aunque se tienda a ver las franjas en el suelo como puntos de separación, son
escogidas precisamente por ser un enclave tan importante como para que dos
laderas, orillas o manos se toquen. No hay barranco que al separar no sea el enlace y
la unión entre dos puntos.